Para él que empieza por aquí he de decirle que le echéis un vistazo antes a la entrada anterior. Esta entrada es una continuación de esa. Lo siento, pero no me dí cuenta antes de editarla que podría haberlo hecho al revés.
Y como decía en la otra... Tenemos a Portugal tan cerca que no es comprensible que a la hora de emprender un viaje siempre pensemos antes en cualquier otro país europeo antes que al más cercano (y yo el primero). Y deberíamos pararnos a considerar un poco esta idea puesto que tiene varias ventajas: como su cercanía, no hacen falta aviones ni retrasos. Es más barato que nuestro país y que muchos otros europeos. Se come muy bien. No es un país frío. Y el ambiente es
cojonudo, aparte de muchas otras cuestiones.
El caso, es que somos vecinos, y en algunos casos supongo que casi primos, pero ni nos conocemos ni hacemos por ello. Y tampoco es que seamos enemigos, como es nuestro sentimiento hacia los franceses. Es una de esas cuestiones curiosas y difíciles de explicar. Así que pensároslo dos veces antes de decidir vuestro destino la próxima ocasión. No creo que os arrepintáis.
09- Escaparate junto a la plaza Príncipe Rey. Una vez más, mi debilidad por los reflejos.

10- En el Barrio Alto. Recuerdos de España. Emigrantes y viajeros por todos lados.
11- Anticuario en el Barrio Alto. Autorretrato, lo antiguo y lo moderno.
12- Iglesia del Monasterio de los Jerónimos. La luz.
13- Iglesia del Monasterio de los Jerónimos, 2. Anhelada luz.
14- Monumento de los descubrimientos. Patria de aventureros.
15- Junto a la torre de Belém. Amor al anochecer.
16- Torre de Belém. Portugal no es lo que fue; y España tampoco. Los tiempos cambian.
Simplemente, espero que os gusten y de que alguna forma esta serie sea capaz de excusar mi ausencia en estas semanas. Sobre todo a los que hayáis visitado el blog en busca de ilusión y nuevos sueños. A todos, gracias.