LISBOA, TAN CERCA Y TAN VIEJA

Mi madre me recuerda que en Lisboa todo está roto, y no creo que haya algún visitante que pueda decir lo contrario. Su decrepitud podría achacarse a los tiempos que corren y al dinero que vuela. En muchas ciudades españoles también podemos observar estos signos de abandono en las calles y en las fachadas de los edificios. Hoy día no parece necesario invertir en la imagen de nuestras ciudades si no es para cambiarlas y dejarlas irreconocibles con estructuras modernas y fuera de lugar.

Portugal y sus gentes tienen un carácter especial y diferente al nuestro. Y quizás por eso, Lisboa me maravilla y me hace sentir especial cuando recorro sus calles y visito sus bares. La ciudad se merece y necesita una urgente limpieza y puesta a punto, pero no es menos cierto que es esa atmósfera la que me hace sentir ·como en casa·, en una ciudad conocida y agradable para el viajero.

Parte de mi ausencia de estos días se ha debido a este viaje junto a dos amigas. La semana siguiente tocó viaje con los colegas, nuestra primera despedida de solteros. Una locura. Pero bueno… aquí os dejó una pequeña muestra de Lisboa. No dudéis en acercaros.

01- Iglesia del Rossio. La devoción esta muy presente.

02- Mirador de San Pedro de Alcántara. Con su puntito romántico.

03- Tranvía junto al mirador. Ciudad de cuestas y colinas.

04- Feria da Ladra (mercadillo). Cualquier cosa es susceptible de ser vendida, curiosa mezcla.

05- Mis compañeras de viaje. Descanso en el camino.

06- Callejón junto al Panteón Nacional. Espero que por dentro no estén igual.

07- Desde el castillo de San Jorge. Vistas interminables.

08- Desde el castillo de San Jorge, 2. Puesta de sol junto al río Tejo.